16.12.14

Exposición colectiva en Sociedad Anónima: (Re)visiones de la naturaleza.

                                                                                 Sin título, 2014



(Re)visiones de la Naturaleza

Sociedad Anónima se complace en presentar una selección de trabajos de sus artistas con la intención de ofrecer una visión, otra, de la naturaleza y el paisaje en las prácticas artísticas actuales.
Bajo el título (Re)visiones de la naturaleza, esta exposición pretende, sin una ambición distinta de la que sus artistas manifiestan en sus trabajos, mostrar diferentes imágenes y modos de aproximación a la representación de la naturaleza. La diversidad de medios, que va desde la pintura al óleo hasta la instalación lumínica, pasando por la fotografía y el dibujo, proporcionan a esta muestra un necesario campo de experimentación conceptual y nos proporciona la medida de la capacidad que los nuevos medios artísticos tienen para insertarse en la tradición sin olvidar los géneros que siempre han preocupado a los artistas y a los espectadores.
La representación de la naturaleza no es solo su imagen pintada o fotografiada, es decir el paisaje o las imágenes de los seres vivos en su contexto, también es, o mejor, está en muchas cosas cotidianas con los que nos gusta rodearnos: jarrones, platos, estampados de telas, y un sinfín de objetos. A su vez, un jardín es una visión de lo natural trasplantado al entorno urbano. Una ventana abierta no solo nos enseña un paisaje, también llena de luz la habitación, y unas escaleras aluden a la idea de una cordillera.
La acción humana ha transformado el espacio natural mucho más allá del propio urbanismo y la explotación de recursos, ha cambiado el destino de las otras especies animales. Las ha confinado en espacios cerrados, parque nacionales, cotos, etc. También las ha obligado a adaptarse a la industrialización que le ha impuesto al planeta. Pero la propia condición humana nos obliga a replantearnos constantemente la relación con nuestro entorno, la preocupación por el cambio climático, el modo de cultivo de los alimentos, el urbanismo desaforado, la contaminación, que siendo temas que se escapan de esta exposición, no podemos ignorar y dejar de tener presentes. Solo esperamos poder mostrar una pequeña panorámica que ponga el acento en la necesidad de la reflexión crítica de los sistemas de producción y explotación de la naturaleza. Tema que no está tratado directamente sino indirectamente, deducido de la necesidad de la observación de la naturaleza para mejor entendernos a nosotros mismos.
Artistas participantes:
Elena Blasco, Julio Galeote, Alfonso Galván, Sofía Jack y Carlos Schwartz.






















                                                                                                             

18.10.14

Vertical, 2014









 
En 1920 Katherine Dreier, Man Ray y Marcel Duchamp creaban la Société Anonyme Inc. En 2014 Javier Bravo, con el apoyo de un grupo de colaboradores y de artistas, crea Sociedad Anónima, Galería de Arte contemporáneo europeo. Cuando Man Ray puso el nombre de Société Anonyme no sabía mucho francés (y posiblemente tampoco sabía mucho de empresas) y lo eligió pensando más en una asociación anónima que en un tipo de empresa. La Sociedad Anónima de hoy nace con la misma ironía del juego de sentidos, pero sus fundadores saben perfectamente español y bastante de empresas y economía. El 16 de octubre inaugura su primera exposición en sus salas de Gran Vía, 15, con un excelente artista que recuperan como muestra de su planteamiento de propósitos: Alfonso Galván. Arte español, arte de calidad, arte europeo. La idea de exponer, educar, participar, de recuperar el arte de todos los estilos, considerando solamente la idea de calidad, está detrás del corto pero ya interesante plantel: Alfonso Galván, Juan del Junco, Elena Blasco, Carlos Schwartz, Julio Galeote y Sofía Jack. Igual que la antigua Société Anonyme la actual Sociedad Anónima se plantea organizar conferencias, exposiciones, publicaciones de arte moderno, en esta ocasión no de una forma nómada, sino con su excelente sede en el corazón de Madrid, una de las ciudades europeas que tienen que empezar a contar en el panorama europeo del arte actual. Un proyecto casi utópico en una sociedad general en la que las galerías no abren, sino que cierran, en la que el arte español no brilla sino que se oculta. Bienvenidos y buena suerte.*


* Nota publicada en Exit-express con motivo de  la inauguración de Sociedad Anónima, espacio en el que está expuesta esta obra.


2.4.14

"Nota 289" 2013, neón.



DUCHAMPIANA, POR CARLOS SCHWARTZ


La Galería Art Nueve se complace en presentar la segunda exposición individual de Carlos Schwartz (Tenerife, 1966) desde el próximo día 9 de abril.
La muestra titulada Duchampiana se compone de un conjunto de siete obras realizadas en neón, papel, madera y fluorescentes a lo largo de 2012 y 2013. La idea del proyecto nació durante la visita que el artista realizó al Philadelphia Museum of Art, en 2011, donde pudo contemplar en directo las obras de Marcel Duchamp del legado Arensberg y el “Gran Vidrio”; pero, según el proyecto iba avanzando, se incorporaron más trabajos del corpus duchampiano. La muestra es un intento de rememorar el efecto producido por la visión de esas obras. La utilización del neón y de los fluorescentes da como resultado la proyección  esas piezas en el espacio que las rodea y, en cierta medida, las desmaterializa.

En La Vía Láctea y tres pistones de aire (2012), que recibe otras denominaciones como Halo de la novia, Inscripción superior, Florecimiento cinemático, realizada en neón, el artista ha reflexionado sobre el pensamiento de Marcel Duchamp, cuando afirmaba: “Es la suma de sus espléndidas vibraciones: gráficamente no se trata de simbolizar a través de una pintura grandiosa ese feliz objetivo, el deseo de la novia, sino que, de una manera más patente, en todo este florecimiento la pintura vendrá a ser un inventario de los elementos de dicho florecimiento”. Es decir, la Vía Láctea del Gran Vidrio es la pintura del florecimiento de la novia, no su símbolo, solo su signo. Hoy, en día, que ha sido ya abolida la moral sexual tradicional, el “florecimiento cinemático” de la novia tiene una dimensión diferente. La novia fue desnudada automáticamente, lo que queda es el mecanismo estético de dicho automatismo. El Gran Vidrio es un aparato que funciona por sí y para sí (mismo), con la autosuficiencia de las obras maestras.

Por otra parte, Trois stoppage étalon (Tres paradas estándar), 2013, también realizada en neón, parte de un experimento azaroso: Duchamp deja caer un trozo de cuerda de un metro de longitud tres veces. Cada vez la cuerda hizo un dibujo diferente que el artista adoptó como unidades de medida para obras posteriores. Estamos ante tres líneas (curvas) que miden un metro cada una, pero no en su longitud, sino en una magnitud diferente. Podemos lanzar la cuerda las veces que queramos y siempre tendremos un metro de diferente dimensión, pues la cuerda caerá siempre en una posición distinta. En cierta manera, el patrón metro había sido refutado. Al transformarlas en neón se produce una acción de desmaterialización de las cuerdas. El tubo de vidrio que contiene el gas con que se ilumina, copia las líneas de los stopagges. El neón las hace luz. El metro refutado vuelve a su estatus de unidad de medida, pero ahora de una magnitud mental.

Otra obra, realizada de igual modo con neón es  Nota 289 (2013) , en la que se puede leer, “La vie à crédit” (La vida a crédito),  alude con cierta ironía a La vida en rosa, La vida de Rrose(Selavy), pero también a La vida fácil, la vida libre. Mientras en Puerta (2014), emplea la madera y los fluorescentes, un ready-made rectificado, que rememora la petición de  Duchamp a Anton Pevsner y Man Ray  para que le ayudaran a instalar, en 1927,  un cuarto de baño en el apartamento del 11 de la rue Larrey. En una esquina del dormitorio instalaron una puerta que cerraba los dos huecos, pero no simultáneamente.


Cierra la muestra Tablero (2013),  un ready-made en madera, ya que para Duchamp “todos los jugadores de ajedrez son artistas” y el tablero de ajedrez-territorio para el arte, el arte como metáfora del mundo.

5.3.14

Laberinto de luz. #1 Bienal de Cartagena de Indias, Colombia.

Boceto de la planta de la instalación. 
Vista lateral izquierda.

Detalle de la instalación.

Vista lateral derecha.

biaci.org

El espacio asignado para la instalación Laberintos de luz está localizado en la calle del Triunfo, en un  jardín que discurre paralelo a la muralla, un referente del pasado colonial de Cartagena de Indias. Esta ubicación me sugirió proyectar un castillo de papel, como metáfora de las murallas burocráticas a las que estamos sujetos en la actualidad; pero, a la vez, en sintonía formal con los cuadernillos-acordeón japoneses, que se pliegan y despliegan.

La utilización de la luz, como elemento primordial de la instalación no es casual, sino que busca transcender el espacio bidimensional de mis dibujos y pinturas, anteriormente poblados de velas encendidas, soles, laberintos, llamas, flechas, barcas, elementos cargados de simbolismo espiritual, que forman parte de mi lenguaje plástico desde 1994, para irrumpir a partir del 2002 en forma de objetos y, tres años más tarde, intervenir en el espacio mediante las instalaciones lumínicas con las que crear un nuevo plano de percepción y de significado.

La luz posee una doble vertiente, que se deduce de su propia naturaleza, como onda, la que ilumina el espacio visual y como partícula, cuya energía se expande más allá de las fronteras físicas, un aspecto este último que se contrapone con la solidez y finalidad defensiva de los bloques de la muralla, ya que las partículas de luz recorren espacios infinitos.

 Las estructuras metálicas con los fluorescentes de la instalación recorren el jardín, bordeando los árboles y palmeras en planos angulares, cuyo desarrollo remite a ciertos ejercicios pedagógicos de Paul Klee, en los que deconstruía una estrella de seis puntas, iluminando con diferentes colores los distintos entramados.

Esa interacción entre el pasado y el presente, entre piedra y luz, invita a reflexionar en torno a las fronteras físicas y burocráticas del mundo globalizado, pero quiere provocar al mismo tiempo una experiencia espiritual en el espectador, mientras contempla el laberinto de luz.