"Nota 289" 2013, neón.
DUCHAMPIANA, POR CARLOS
SCHWARTZ
La Galería Art Nueve se
complace en presentar la segunda exposición individual de Carlos Schwartz
(Tenerife, 1966) desde el próximo día 9 de abril.
La muestra titulada Duchampiana
se compone de un conjunto de siete obras realizadas en neón, papel, madera y
fluorescentes a lo largo de 2012 y 2013. La idea del proyecto nació durante la
visita que el artista realizó al Philadelphia Museum of Art, en 2011, donde
pudo contemplar en directo las obras de Marcel Duchamp del legado Arensberg y
el “Gran Vidrio”; pero, según el proyecto iba avanzando, se incorporaron más
trabajos del corpus duchampiano. La muestra es un intento de rememorar el
efecto producido por la visión de esas obras. La utilización del neón y de los
fluorescentes da como resultado la proyección
esas piezas en el espacio que las rodea y, en cierta medida, las
desmaterializa.
En La Vía Láctea y tres pistones
de aire (2012), que recibe otras denominaciones como Halo de la novia, Inscripción
superior, Florecimiento cinemático, realizada en neón, el artista ha
reflexionado sobre el pensamiento de Marcel Duchamp, cuando afirmaba: “Es la
suma de sus espléndidas vibraciones: gráficamente no se trata de simbolizar a
través de una pintura grandiosa ese feliz objetivo, el deseo de la novia, sino
que, de una manera más patente, en todo este florecimiento la pintura vendrá a
ser un inventario de los elementos de dicho florecimiento”. Es decir, la Vía
Láctea del Gran Vidrio es la pintura del florecimiento de la novia, no su
símbolo, solo su signo. Hoy, en día, que ha sido ya abolida la moral sexual
tradicional, el “florecimiento cinemático” de la novia tiene una dimensión
diferente. La novia fue desnudada automáticamente, lo que queda es el mecanismo
estético de dicho automatismo. El Gran Vidrio es un aparato que funciona por sí
y para sí (mismo), con la autosuficiencia de las obras maestras.
Por otra parte, Trois stoppage
étalon (Tres paradas estándar), 2013, también realizada en neón, parte de un
experimento azaroso: Duchamp deja caer un trozo de cuerda de un metro de
longitud tres veces. Cada vez la cuerda hizo un dibujo diferente que el artista
adoptó como unidades de medida para obras posteriores. Estamos ante tres líneas
(curvas) que miden un metro cada una, pero no en su longitud, sino en una
magnitud diferente. Podemos lanzar la cuerda las veces que queramos y siempre
tendremos un metro de diferente dimensión, pues la cuerda caerá siempre en una
posición distinta. En cierta manera, el patrón metro había sido refutado. Al
transformarlas en neón se produce una acción de desmaterialización de las
cuerdas. El tubo de vidrio que contiene el gas con que se ilumina, copia las
líneas de los stopagges. El neón las hace luz. El metro refutado vuelve a su
estatus de unidad de medida, pero ahora de una magnitud mental.
Otra obra, realizada de igual
modo con neón es Nota 289 (2013) , en la
que se puede leer, “La vie à crédit” (La vida a crédito), alude con cierta ironía a La vida en rosa, La
vida de Rrose(Selavy), pero también a La vida fácil, la vida libre. Mientras en
Puerta (2014), emplea la madera y los fluorescentes, un ready-made rectificado,
que rememora la petición de Duchamp a Anton
Pevsner y Man Ray para que le ayudaran a
instalar, en 1927, un cuarto de baño en
el apartamento del 11 de la rue Larrey. En una esquina del dormitorio
instalaron una puerta que cerraba los dos huecos, pero no simultáneamente.
Cierra la muestra Tablero
(2013), un ready-made en madera, ya que
para Duchamp “todos los jugadores de ajedrez son artistas” y el tablero de
ajedrez-territorio para el arte, el arte como metáfora del mundo.